Tenía yo una chica con la que estaba en proceso de enamoramiento (o sea, no llegaba a novia) a la que visitaba en su Barcelona natal. Era una chica maja, que me apreciaba… pero no sé yo si llegaba a llenarme como mujer, entre otras cosas por sucedidos como el que ahora voy a contar que nos aconteció.
Cuando los amantes están una temporada sin verse ya se sabe las ganas que hay, y no sólo de verse precisamente. Pues eso, que el "amor", jejeje, se desbordaba allá por donde estuviésemos. En esto que un día fuimos a ver el Parque Guell de Gaudí, visita que recomiendo efusivamente, no todo va a ser la Sagrada Familia (que por otra parte me parece, junto con Kim Bassinger, uno de los "monumentos" más bonitos que he visto en mi vida). Antes de llegar al Parque ya nos habíamos magreado convenientemente en diversos parajes de la ciudad, sentados en cualquier banco, actitud que repetimos en otro de los bancos del Parque.
El caso que el Parque se encuentra en un alto y siguiendo el camino fuimos subiendo… pero no tanto como a mí se me estaba subiendo otra cosa. Así que aproveché y tomando un desvío en el camino, nos dirigimos hacia un bosquecillo y detrás de un árbol continuamos besándonos…. Pues sí, la compañía era agradable, el sitio también, hacía un buen día… así que era un buen momento para desahogarnos… pero en cuanto mostré mis intenciones a la chica ella se "asustó". La verdad que yo no sé ni qué quería hacer, pero estando así a gusto qué menos que masturbarse mutuamente… Pues nada, la chica no estaba por la labor…
Hombre, siempre he sido partidario del diálogo y no de la política de hechos consumados, pero para cuando se quiso dar cuenta yo ya me la había sacado, jajaja, esperando que se animase... Hombre, claro, esos aprietos no pueden ser buenos, así que ahí estaba yo con la polla dura y esperando que la chica se sumase a la fiesta y me echase una mano (quien dice una mano dice una boca…) pero contento tengo que estar de que, además de no ayudarme en mi tarea, al menos se contuvo de tirarme una piedra… Sí, porque ganas no debían de faltarle, no cesaba de repetir que parase, que nos fuésemos de ahí, mientras procedía a alejarse un poco de mí… pero yo le dije que no podía más (lo cual evidentemente es mentira, siempre se puede aguantar, no somos animales). Hombre, la situación es verdad que no era la más cómoda… pero por otra parte se estaba muy a gusto ahí, al aire libre… además se oía hablar a los numerosos paseantes que recorrían el camino principal, jejeje, qué morbo. El caso es que yo me hice una paja y me quedé muy a gusto, mientras ella observaba a cierta distancia.
Al retomar el camino principal del Parque la chica estaba con cara seria y no me hablaba, hasta que finalmente me preguntó a ver por qué había hecho eso y si me parecía bonito (jajaja). Tan tranquilo le dije: "oye, estamos en el
año Gaudí, sus obras son maravillosas, este Parque es precioso… y a mí me parece que no hay mejor manera de reconocer el arte de un genio como éste que dándole un homenaje mediante una paja y dejando aquí mi semilla". Parece que el argumento le hizo tan poco gracia como la paja… pero la verdad que estábamos conociéndonos y a mí tampoco me hacía mucha gracia una chica tan poco colaborativa: a ver si va a ser delito hacerse una paja allí, con lo bien que me lo pasé. El caso que al poco rato empezó a reírse sola, sin más motivo, hasta que finalmente reconoció que le había gustado lo sucedido.
En conclusión, a mí me hubiese gustado que ella se hubiese sumado a la fiesta… pero era una chica "formal"… vamos, que se emocionaba más con una película de Disney que con un polvo. Bueno, eran un conjunto de circunstancias, pero a mí no terminaba de llenarme… con lo cual, al cabo de unos meses, la cosa no prosperó.
Tendré que volver al Parque Guell a ver si la semilla ha dado frutos, jajaja. Saludos.