sábado, septiembre 30, 2006

¿Es el otoño la mejor época para el amor?


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Aunque yo soy de los que piensan que quererse no tiene horario ni fecha en el calendario hay quien opina que esta estación en la que nos encontramos es la mejor para el amor porque es ahora cuando crecen los nabos y se abren las castañas. Y yo me pregunto: puesto que la naturaleza es sabia, ¿habrá que hacerle caso? Besos.

viernes, septiembre 22, 2006

¿Las mujeres están locas?

Un tema que siempre me ha desconcertado es lo variable que son las mujeres. Sí, porque generalmente cuando yo expreso un pensamiento, un sentimiento o simplemente la intención de hacer algo es porque lo he reflexionado, de tal forma que a la media hora o al día siguiente lo que digo o cómo me comporto es coherente con mi posicionamiento anterior.

Pues bien, me encuentro con que muchas mujeres son enormemente variables, lo cual ha ocasionado en la vida de un servidor ciertas perturbaciones no buscadas. Sí, porque me he encontrado con chicas que lo mismo se muestran extremadamente afectuosas con uno... y al día o la semana siguiente está más “frías” que el hielo. Vale, hasta ahí sería aceptable pero lo extraño viene cuando a la vuelta de otra semana, otro día, o tal vez media hora, vuelven a mostrar el afecto inicial... para volver a desapegarse más tarde... y así en una ruleta continua, volviéndole a uno loco. (Esto tiene que ver con el plano afectivo y uno tiene mucha culpa por intentar ser siempre comprensivo y no expresar que se siente mal. Pero ya no volveré a caer un sus “redes”: yo quiero amor y entiendo que todos tenemos días buenos y malos... pero la próxima vez que me vea envuelto en una “montaña rusa” sin desearlo, en la que los días pares te quieren y los impares no, seré directo: “Oye, si no tienes las cosas claras no pasa nada, cuando quieras follar me avisas y ya está, ¿vale?”, jajaja, basta ya de sufrimientos inútiles).

Pero a lo que iba, no sólo en el plano afectivo se dan esa situación; qué va, también en su propia vida hay mujeres que un día son capaces de sentirse la mujer más feliz del mundo... para la próxima vez que hablas decirte, sin motivo aparente que lo justifique, que está triste... Y hasta en las cosas banales pasa lo mismo, he aquí un ejemplo cualquiera: una amiga repentinamente se muestra como la mujer más ilusionada del mundo porque se le ha ocurrido la genial idea de hacer un blog. Perfecto, por propia experiencia le digo que es algo que merece la pena y le ayudo a darle el formato que desea para su bitácora. Pues bien, durante tres días se dedica a contar su vida en el blog y el cuarto no escribe nada, tampoco el quinto ni el sexto... Total que entra uno un día a ver si por fin lo ha actualizado y se encuentra un mensaje: “Este blog no existe”. ¿Pero cómo? ¿Ha sido capaz de borrarlo? ¡No me lo puedo “de creer”! Pues sí, te dice con total tranquilidad y sin inmutarse que le ha dado una “venada” y lo ha borrado todo porque no le gusta y ya no va a escribir un blog. Es fin, es de humanos cambiar de opinión... pero ¿qué decir cuando al cabo de unas semanas o meses te sorprende con la feliz idea de que ha (re)pensado que le apetece escribir un blog para contar sus cosas? Y no sigo porque la cosa no acaba ahí sino que el proceso se repite y sucede a sí mismo con mas regularidad que las estaciones del año desde que el mundo es mundo.

¿Pero este cachondeo qué es? ¿Esos caprichos? ¿Ese tenerlo todo claro... hasta que se tenga totalmente claro lo contrario... para al cabo de un rato volver a tener claro lo inicial? ¿Las mujeres os entendéis entre vosotras? ¿Serán las hormonas? Vale, si es una cuestión fisiológica habrá que aceptarlo, pero entonces ¿qué comportamiento hay que tener con ellas para no volverse loco? ¿Tendrán razón mis amigos a quien mejor va con las mujeres cuando dicen que no hay que hacer caso a lo que digan?

Que conste que he llevado las cosas al extremo y también conozco a mujeres estables. Y en cualquier cosa da igual, no voy a negar que a mí siempre me han encantado las mujeres y los gatos. En fin, ya lo dijo Giuseppe Verdi hace mucho tiempo en su ópera Rigoletto en la famosa aria que comienza con el “La donna è mobile”, esto es:

La mujer es voluble,
como una pluma al viento,
cambia de palabra
y de pensamiento.

domingo, septiembre 17, 2006

Yo he hecho “kale borroka”

Sí, yo he participado en disturbios callejeros, he montado barricadas, he tirado piedras a la policía, he arremetido contra sucursales de entidades financieras, etc. Voy a contar aquí las circunstancias en que se produjeron esas actuaciones y la valoración que me merecen a día de hoy.

En mi “época” no se producía tanto como ha sido habitual a posteriori los ataques puntuales sobre ciertos intereses sino que se producían algaradas generalizadas en nuestras ciudades, fundamentalmente en las zonas antiguas de las ciudades, que se veían envueltas en barricadas, fuegos, pelotazos, carreras, etc. Bien, pues un servidor, participó muchas veces en esos sucesos; era algo “habitual” para un joven independentista y de izquierdas. Sí, uno tiene muchos intereses en la vida y, entre ellos, sin ser el principal, está el interés por la política. Generalmente las algaradas se producían tras la pertinente manifestación (cada semana había algo sobre lo que protestar) aunque en alguna ocasión el acontecimiento no parecía tener relación con la política: sí, cómo no recordar aquellas “procesiones” ateas que se celebraban en mi ciudad durante la semana santa (¡qué tiempos aquellos!) y que concluían con la quema de algún símbolo religioso en pleno centro de la ciudad a la espera de la llegada de la policía... y si no llegaba se le iba a buscar a comisaría con los pertinentes cócteles molotov que daban comienzo a la noche de “follón”. Cualquier excusa era buena para seguir el lema “caña a España” (como es sabido no tengo nada contra ese país, por otra parte maravilloso, sólo quiero que me respeten, que no me impongan su nacionalidad).

Aunque este último ejemplo pueda dar una imagen equivocada no se trataba de gamberrismo porque al final lo que se buscaba era el enfrentamiento con las “fuerzas de ocupación” españolas, es decir, tenía un calado totalmente político. Sí, puede que con el ímpetu de la juventud uno se dejase llevar por cierto “radicalismo”, incluso atracción por la violencia, cierto componente nihilista que se da en esa edad y que puede hacer pensar que ya que el mundo es una mierda y hay que rehacerlo no pasa nada por arrasarlo y quemarlo todo... pero en fin, eso son motivos muy secundarios porque, como digo, lo que se quería expresar era una posición política de no sumisión a la imposición española que en aquellos acontecimientos se concretaba en hacer ver a la policía española que aquí no los queríamos, ¿o acaso a alguien le gusta que alguien con armas llegue a su país y le imponga una nacionalidad extranjera? Pues bien, uno consideraba que la situación política exigía el empleo de esos medios así que, además de otras actividades políticas, era habitual esa forma de luchar en la calle contra España.

Con el paso del tiempo uno se atempera y refrena sus ímpetus juveniles pero, por encima de todo, uno reflexiona y llega a conclusiones. ¿Qué pienso a día de hoy? En primer lugar que no se olvide el orden de las prioridades: la violencia tiene que desaparecer pero no hay que olvidar que es consecuencia, injustificada pero consecuencia, de un conflicto político que hay que resolver: en el País Vasco se produce una situación de injusticia causada por un Estado que limita los derechos de cientos de miles de personas, así que no nos quedemos en las consecuencias y vayamos al fondo del asunto, a resolver políticamente un problema político y acordar un escenario democrático en el que todos los vascos podamos sentirnos a gusto y todos los derechos sean respetados. A pesar de ello considero que no es lícito el empleo de medios violentos como contestación a España. A ver, que nadie se equivoque: hoy más que nunca está vigente el “jo ta ke independentzia lortu arte”, el seguir luchando hasta conseguir la independencia, pero seguir luchando por medios pacíficos y democráticos. El empleo de la violencia sólo es necesario en caso de defensa propia y aunque la agresión española a los derechos de cientos de miles de vascos es tremenda no tenemos que responderles con violencia, no es éticamente aceptable, la violencia no puede ser un recurso para conseguir objetivos políticos. Con esto queda todo dicho pero además es que la violencia no ayuda a conseguir los objetivos pretendidos sino que los aleja más ya que divide a la sociedad e impide la unión de todos los partidarios de la libertad del País Vasco.

¿Qué hacer entonces? Por supuesto que de ninguna forma podemos resignarnos al nacionalismo español del PSOE y PP, dos caras de la misma moneda, sino que tenemos que hacer política con inteligencia para conseguir que respeten nuestros derechos. Por de pronto la desaparición de la violencia posibilitaría la unión de todos los que apostamos por la libertad que, como es sabido, siempre hemos sido mayoría. Está claro que con eso posiblemente no sería suficiente frente a la imposición española sino que habría que idear planteamientos para conseguir que todos los vascos vivamos en igualdad de derechos, lo cual puede ir por la desobediencia civil, resistencia pacífica, nula cooperación con el Estado, ¿huelgas de hambre?... cualquier instrumento que sirva para conseguir que el futuro de nuestro país lo decidamos entre el conjunto de los ciudadanos, no como ahora en que los españoles, sea cual sea nuestra opinión, nos imponen por las buenas o las malas su política.

Lo dicho, no estamos en una situación tan desesperada que exija recurrir a la violencia, hay que conseguir los objetivos políticos por medios políticos. Ánimo, que somos muchos y luchamos en defensa de unos derechos justos e inalienables, así que a seguir luchando con ahínco por un País Vasco en que se respeten tanto los derechos individuales de los ciudadanos como lo que decida democráticamente el conjunto de la sociedad.

sábado, septiembre 16, 2006

Una mujer

Ha muerto Oriana Fallaci, he aquí la noticia. Mujer conocida por su buen hacer en el campo del periodismo, un servidor siempre la recordará como la autora de una gran novela.

Durante las décadas de los 70 y 80 entrevistó a las personalidades más destacadas, fundamentalmente en el ámbito político. En 1973 un acontecimiento cambió su vida: acudió a entrevistar a Alekos Panagoulis, luchador griego contra la dictadura de su país que fue represaliado, torturado y encarcelado. En esta ocasión la faceta profesional se cruzó con la personal y entre ambos se estableció una relación afectiva que se vio truncada con la muerte de Alekos en extrañas circunstancias en 1976. A raíz de todo ello escribió una preciosa e inolvidable novela de escueto título, “Un hombre”, donde narra los años de lucha de Alekos Panagoulis y la historia de amor entre ellos hasta ese final desdichado.

Con el paso de los años ella pasó de posiciones políticas en principio cercanas a la izquierda a manifestar opiniones y realizar escritos de mucho conservadurismo. En cualquier caso estaba en su derecho a hacerlo y, más allá de eso, me quedo con el recuerdo de sus escritos y, por encima de todo, con la memoria de Alekos.

Descanse en paz una mujer, Oriana Fallaci.

lunes, septiembre 11, 2006

A un amigo le gustaba tocar el piano

Tengo un amigo que de pequeño era considerado un genio, un niño pródigo, por su capacidad para tocar el piano. O al menos eso pensaba su padre, quien para confirmar definitivamente las habilidades de su hijo hizo venir a su casa a un eminente músico a quien hizo escuchar a su hijo interpretando música.

Concluido el pequeño concierto el padre preguntó con orgullo al experto:
- ¿Qué tal la ejecución?
El Maestro dijo al momento:
- Hombre, la ejecución igual es mucho, pero un par de ostias sí que se merecía.

Después de eso mi amigo dejó su prometedora carrera de pianista y, de hecho, a día de hoy, el único instrumento que le gusta tocar es la “flauta” (es gay). Cosas de la vida.

domingo, septiembre 03, 2006

Princesa, ¿quieres ser mi putita? Putita, ¿quieres ser mi princesita?

¿Es aceptable hablar así a una mujer?

Viene esto a cuento de lo variado, por suerte, que somos las personas y lo complejo del alma femenina. Sí, porque nunca se me había pasado por la cabeza decir a una mujer ciertas palabras en principio ofensivas hasta que me encuentro, hace años, que una chica con la que chateaba a menudo me dice que le excita oír esas cosas. Idéntico comportamiento he encontrado posteriormente en otras mujeres... como también me he encontrado con la actitud contraria: una amiga que me confiesa que si un hombre le dice alguna de esas palabras le da un tortazo que le da la vuelta a la cabeza. De igual forma recuerdo a una chica con la que estuve a la que le hacía ilusión que en un mensaje de teléfono móvil le pusiese, como saludo, “Hola chochito!” y en cambio a otra chica no le hacía ninguna gracia.

A mí, la verdad, particularmente no es algo que me “llame” especialmente, no es de las cosas que más me excitan, me sigue resultando algo chocante. Prefiero la actitud general, la predisposición a “jugar”, a dejarse llevar, a tomar la iniciativa,... Sí que me resultó curioso, hablando de todo esto, una ocasión en que me confiesa por chat una chica que le excita que le llamen “zorrita”; me parece bien, pero lo gracioso es que siguiendo con nuestra conversación me dice que el semen es algo que no le agrada, que nunca podría probarlo o tragarlo... y yo pensando: “¡Joder, pues vaya burra hemos comprado!”

En fin, que si algún día aparece la mujer de mi vida espero que ella sea "mi niña", mi amiga y, sobre todo, mi amor. Si aparte de eso le hace especial ilusión ser mi “putita” pues perfecto, yo no es algo que “demande”.

A lo que íbamos: el sexo es algo complejo, que requiere de ciertas complicidades para llevarse a cabo, pero una vez en el “ajo”, ¿a ti qué te pone “cachonda” que te digan?

Besos.