Cómo comer pollas

Hoy nos convoca aquí, queridos lectores y lectoras, un asunto trascendental: cómo hacer sexo oral a un hombre y hacerle feliz. Voy a exponer a continuación las claves de una felación perfecta. Sí, mujer, si sigues mis consejos tu chico nunca te dejará escapar, te aseguro que te convertirás en una mamadora de primera, en una succionadora nata (y no "de nata", que también, jeje).


Si eres menor de 18 años pincha aquí.

Si eres mayor de 18 años y te gusta comer pollas pincha aquí para seguir mis consejos y triunfar.

Se siente, ¡has vuelto a picar!, no voy a contar nada interesante, jejeje; desde luego, qué "viciosilla" estás hecha. :-) Ummmmmmm, qué bien. ¡Yo qué leches sé cómo se hace la mamada perfecta! Para eso seguro que hay toda la información que precises en internet. Yo puedo contar lo que me gusta a mí… pero eso prefiero decírtelo al oído, jajaja.

Hombre, yo qué sé, para "calentar" puedes ir practicando comiendo helados de cucurucho; eso sí, ¡¡¡prohibido morder!!!, ¿eh? Aunque en verdad eso es un "engañabobos" ya que lo que realmente te ayudará a mejorar tú técnica es practicar sexo oral todo lo que puedas y más. Si no encuentras un chico dispuesto para estos menesteres, cosa que no creo que resulte complicada, no tienes más que dirigirte a mí y tus requerimientos serán atendidos por un servidor. Desde luego, estoy hecho un buenazo, soy un alma caritativa, qué duro es tener un blog, lo que hay que hacer por complacer a las lectoras.

Pues eso, tú aplícate al tema con deleite y en caso de duda pregúntale a tu chico por sus preferencias. Recuerda, eso sí, que has de ser una chica buena y por tanto tragártelo todo, ¿vale? Ummm, qué rico, ¡qué de vitaminas! Luego, un beso largo y profundo saboreando conjuntamente el "amor" puede ser la mejor culminación de la "faena".

En definitiva, y resumiendo, como ya dijimos en su momento y reiteramos hoy, chupar es bueno. O dicho de otra manera, no olvides nunca el consejo de una amiga mía: en boca cerrada no entran moscas… ¡pero pollas como roscas!

Ala, ¡a mamarla!